Foto: Metro RD
Por: Marianely Figueroa
Son grandes los obstáculos que enfrentan los inmigrantes en busca de una mejor calidad de vida. Sin embargo, los retos que enfrenta una mujer inmigrante comienzan desde antes de iniciar la travesía.
La falta de oportunidades debido a problemas económicos y sociales, como también situaciones de maltrato son las principales causas de emigración a Puerto Rico.
En 2019, la más reciente Encuesta de la Comunidad de Puerto Rico del Censo de Estados Unidos encontró que una de las comunidades más grandes de inmigrantes es la de República Dominicana con 57,240 personas de los cuales el 59% son mujeres.
Romelinda Grullón, directora del Centro para la Mujer Dominicana, expresó que durante la travesía, los peligros que enfrentan se multiplican comparados con los que enfrentan los hombres.
“Está lo que se llama la feminización de la inmigración. Las mujeres están mucho más expuestas a ser violadas durante la travesía, su vida puede correr peligro en alta mar, si le llega la menstruación, si tiene un aborto. Están mucho más vulnerables a que sean víctimas de violencia, inclusive de trata humana”, lamentó Grullón.
El licenciado Fidel Osorio, abogado de inmigración, indicó que en República Dominicana a las mujeres no se les da tantas oportunidades y por consiguiente dependen de alguna forma de los hombres.
“Al estar limitadas por esta situación social pues deciden venir para acá, añadiendo que en ocasiones pueden experimentar en su país violencia en el hogar y deciden huir de sus maltratantes, una sociedad que tiende a ser bastante machista, y buscan aquí más oportunidades”, dijo Osorio.
Del mismo modo, Veronica Colón Rosario, Directora Ejecutiva de la Fundación de Mujeres de Puerto Rico mencionó que la mayoría de los inmigrantes llegan por problemas económicos y la facilidad de acceso a la Isla.
“La República Dominicana pasó por una recesión hace muchos años y ahí vimos un aumento de inmigrantes y, aunque han disminuido un poco, sigue siendo bien común que emigren a Puerto Rico por la facilidad de transportación”, sostuvo Colón.
Sin embargo, una vez llegan a la Isla se encuentran con la realidad de que tienen que enfrentar un sinnúmero de vicisitudes.
Falta de una vivienda digna
En Puerto Rico el costo de vida va en aumento cada día y si para el puertorriqueño ya de por sí es un problema, para el inmigrante lo es muchísimo más.
“Se ven obligadas a vivir en situaciones donde son vulnerabilizadas, áreas de violencia, lugares peligrosos, especialmente para las mujeres migrantes. Se sabe que muchas gangas que identifican mujeres dominicanas inmigrantes, cometen actos de violencia y a veces piden recompensa para recuperarlas, porque saben que esta comunidad por no tener documentación y no tener estatus migratorio que les favorezca para recibir beneficios son comunidades que se pueden ver muy perjudicadas”, dijo Colón.
Explotación Laboral
A la comunidad dominicana se le paga mucho más bajo que el promedio que se le paga a las personas o el salario mínimo.
En la isla, solo un 10% de las familias encuestadas por el Buró del Censo en la Encuesta de Comunidad de 2018 informó ingresos anuales entre $10,000 y $14,999. El 58% de las 731,354 familias encuestadas por el Buró del Censo eran lideradas por una mujer.
“Trabajan con su número de identificación que no es lo mismo que un seguro social y si pasa algo en el trabajo no pueden reportarlo porque se exponen a que descubran su estatus migratorio y hace que esa comunidad viva mucho en la clandestinidad. Eso implica que no puedan reportar agresiones y tampoco tienen acceso al plan médico”, añadió Colón.
Con la pandemia, la situación de pobreza para las inmigrantes se ha incrementado. Muchas mujeres se han quedado sin trabajo debido a que los trabajos que realizan son en su mayoría domésticos.
“Si era difícil antes de la pandemia, después de la pandemia la pobreza se ha incrementado. No pueden calificar para ningún tipo de subsidio como cupones de alimentos, servicios médicos, vivienda, porque al no estar regularizadas los fondos federales no lo permiten, lo penaliza”, agregó Grullón.
Una mujer dominicana en un reportaje para el CPI, a quien le nombraron Carmen para proteger su identidad, apuntó que entre la comunidad dominicana se protegen unos a otros y se mantienen unidos.
“Hemos tenido que valernos por nosotros mismos. Particularmente en Río Piedras, donde somos muchos, y muchos ilegales. El mayor problema ahora en la pandemia es que no hay trabajo para los dominicanos. No hay nada. Estamos desde la sombra”, sentenció Carmen.
Para las mujeres con niños, la escuela representa una carga adicional. “Tienen su casa como escuela y no tienen servicios de internet. Tienen que estar costeando internet en su celular, que es la herramienta principal para que sus hijos hagan las tareas, más tienen que suplir la comida al hogar”, expresó Colón, Directora ejecutiva de la Fundación de Mujeres de Puerto Rico. La mencionada fundación es una organización que otorga subvenciones a organizaciones sin fines de lucro que ofrecen servicios a mujeres, niñas y personas de género fluido.
Muchas de estas personas, a pesar de que están de manera irregular en Puerto Rico, cuentan con un número de contribuyente provisional y presentan planillas ante Hacienda. Pero ese número de contribuyente provisional no se lo aceptan para acceder a herramientas como el PUA (Asistencia de Desempleo por la Pandemia) o no cualifican para desempleo.
Contrario a Puerto Rico, en California, Maryland, Oregon, Arizona, Connecticut, Illinois, Washington D.C. y Texas los estados extendieron medidas de ayuda económica para inmigrantes indocumentados durante la pandemia.
Violencia de género en Puerto Rico

Gráfica: Marianely Figueroa
El tiempo que lleve la persona en la isla no le exime de que se le regule el estatus migratorio.
La única manera en la que una mujer inmigrante puede regular su estatus migratorio es casándose con una persona que tenga ciudadanía americana.
“Esto se presta para otro tipo de explotación porque la persona que usualmente se casa con ella le cobra. Si no es un matrimonio real puede cobrar alrededor de diez mil dólares, y lo veo mucho“, argumentó el abogado de inmigración, quien brinda asesoría legal, trámites de visado, trámites de peticiones familiares, entre otros servicios.
En muchas ocasiones se mantienen en hogares en los que son maltratadas y amenazadas con que si lo reportan pueden deportarlas.
Ayudas
“Por no perder los papeles, se mantienen en un estado de maltrato sin conocer que pueden beneficiarse de la Ley de Violencia contra la Mujer (VAWA, por sus siglas en inglés) que es una ley que creó el Congreso de Estados Unidos para proteger a las víctimas de maltrato que son inmigrantes”, indicó Osorio.
A través de esta ley, si toma acción, puede evitar que una persona mantenga una relación en contra de su voluntad por miedo a perder sus derechos migratorios. Puede inclusive regular su situación migratoria tanto para ella como para sus hijos si demuestra el patrón de abuso y recibir una Residencia Permanente en los Estados Unidos. Igualmente, la Ley 54 protege a todas las mujeres incluyendo las mujeres inmigrantes.
Aparte de las ayudas para las víctimas de violencia doméstica, la mayoría de las ayudas son autogestionadas, que son brindadas por la comunidad u organizaciones comunitarias.
Existen asociaciones sin fines de lucro que acogen a las mujeres inmigrantes como lo es el Centro de la Mujer Dominicana dirigida por Grullón, que es una dominicana que lleva más de 30 años laborando en los servicios sociales. Esta asociación atiende a toda mujer inmigrante sin importar su nacionalidad. Sin embargo lleva su nombre debido a que aproximadamente el 88% de las mujeres inmigrantes que atienden son dominicanas, al ser la nacionalidad con mayor cantidad de inmigrantes en la isla.
Políticas públicas y estadísticas
Existen muy pocas políticas públicas, a parte de que se le puede otorgar una licencia de conducir, que al igual que Puerto Rico hay muchos estados que lo realizan.
“También pueden abrir una cuenta bancaria pero prácticamente no hay nada que proteja a las inmigrantes especialmente si están indocumentadas”, aseguró la fundadora del Centro de la Mujer Dominicana.
La inexistencia de política pública del Gobierno de Puerto Rico para atender sus retos y visibilizar sus necesidades en el contexto de la pandemia, limita cualquier gestión de garantizar derechos o reclamar ayudas para los inmigrantes.
A su vez agregó que prácticamente no hay estadísticas. Se desconoce el número exacto del grueso de las personas que están indocumentadas. “Podemos hablar de algunos 300 mil aproximados, que estamos hablando de un 8 a 10 por ciento de la población pero no es una cifra exacta”, puntualizó.
Menciona que la falta de estadísticas es un gran obstáculo. Los esfuerzos comunitarios necesitan estos datos para responder a problemáticas como las condiciones familiares de muchos estudiantes.
Falta de educación y empatía
“La xenofobia es muy fuerte, mucha xenofobia y siempre hay comentarios bien denigrantes hacia la comunidad inmigrante y a veces hacia la persona que aboga, en este caso: yo”, lamentó Grullón.
Grullón considera que se debe seguir educando, que entiendan que las migraciones son cíclicas, “que hoy estamos nosotros, ayer estuvieron los puertorriqueños y uno nunca sabe lo que pueda pasar porque las migraciones van y vienen de acuerdo a la situación económica”.
“Nadie quiere dejar su país de esta forma y venir a deambular, podemos decir, sin ningún tipo de seguridad, sin ningún tipo de protección. Debemos tener un poco de empatía y entender que somos seres humanos independientemente de que estemos indocumentados. Tenemos derecho a que se nos respete y a poder sobrevivir, a vivir”, finalizó.