Foto: Fundación Frank Pérez Concepción
Por Alondra Figueroa Salamán
Durante años, la comunidad ciega en Puerto Rico ha sido invisibilizada. A pesar de eso, hay quienes sí se preocupan por ayudar a la comunidad no vidente y ese es el caso de Frank Pérez Concepción, quien hace veinte años fundó la Asociación Nacional de Ciegos de Puerto Rico (ANC).
Frank Pérez, se acostó a dormir el 3 de julio y al despertarse el día siguiente, ya había perdido la vista. “Mientras dormía me subió la presión del cerebro y me atrofio el nervio óptico de ambos ojos”. Sin embargo, aceptó su situación y decidió retornar a su vida cotidiana.
“Llegó la señora ceguera, se enamoró de mí, nos casamos y somos felices, pero yo no permití que la ceguera terminara conmigo, yo terminé con ella”, relató Pérez Concepción.
Uno de sus retos más grandes fue su patrono. Frank trabajaba en ese entonces en el Departamento del Trabajo y Recursos Humanos, pero “ellos no me querían dar tareas, ellos querían que yo renunciara”. Así que fue a San Juan a adiestrarse, ya que en ese momento, en el oeste -donde vive- no ofrecían servicios para ciegos.
A pesar de rehabilitarse, no lo aceptaron en su empleo, así que demandó a su patrono y mientras el proceso transcurría, fundó la asociación. A través de la ANC, Pérez ofrece adiestramientos para que los ciegos logren una vida independiente, aunque por el momento no se están realizando ya que ameritan ser presenciales.
“La sociedad es cruel con el ciego, porque la sociedad entiende, piensa, cree que los ciegos no podemos trabajar, no podemos funcionar, no podemos hacer nada, no podemos ser útiles para nada”, expresó Pérez.
Pérez afirmó que el mayor reto es “crear o lograr que el compañero ciego logre autoconfianza” ya que considera que al quedar ciegos en la adultez desarrollan “miedo” a no poder tener una vida independiente.
Los adiestramientos se realizan de manera gratuita en el hogar de cada participante. Esto se hace para que los mismos se sientan cómodos al estar en su entorno y los miembros de la asociación puedan ganarse la confianza de los participantes.
Pérez considera que todos tenemos algún impedimento, así sea pararse a hablar frente a un público. Incluso, mencionó que -ya sea en la niñez o adultez- puedes adquirir alguna discapacidad.

El Reporte del Estado de la Discapacidad Puerto Rico en el 2016 informó que un 37.5 por ciento de personas entre las edades de 65 y 74 que adquieren alguna discapacidad -visual, auditiva, ambulatoria, entre otras-, y de igual manera, un 62.9 por ciento de personas con 75 años o más les ocurre lo mismo.
Además, el mismo reporte destaca que 6.4 por ciento de las personas tienen discapacidad visual. Entre las edades de cuatro años o menos hay un 1.3 por ciento de niños con discapacidad visual y entre los 21 a los 64 años un 5.1 por ciento de personas no videntes.
La ANC ha logrado impactar a más de 1,500 personas e integrado a la fuerza laboral a aproximadamente trescientos ciegos. Además, han ayudado a alrededor de 50 personas no videntes a comenzar la escuela superior, terminar su cuarto año o comenzar estudios post-secundarios.
“Mi mayor logro ha sido la asociación porque en este proyecto mi meta es transformar la vida de un compañero ciego, yo poderle probar a un compañero ciego que es más joven que lo puede hacer porque yo pude, que no se tiene que quedar en su casa dependiente de la sociedad o dependiente de la familia”, reflexionó Pérez.