Por Messier Z. Torres Feliciano

Noches de desvelo para educar a personas que, en ocasiones, no comprenden por qué es importante proteger a las tortugas marinas. Trabajar con el cuidado que conlleva cada nido, dejarlos protegidos para evitar que en la noche cualquier persona, perro realengo o vehículo afecte a las crías que, probablemente, acaben con la extinción de una especie que se encuentra en peligro.

Ese es el trabajo de Sheila Marie Bonet Muñiz, coordinadora del Proyecto de Tortugas Marinas del Oeste del Centro de Conservación y Restauración Ecológica Costera: Vida Marina, de la Universidad de Puerto Rico (UPR) en Aguadilla.

La agrupacion voluntaria autorizada por el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales, desde el 2007, se encuentra compuesta por estudiantes que velan por el anidaje de las tortugas marinas en la costa occidental del país.

“Yo conocía desde hace mucho tiempo al coordinador del proyecto. Él me enseñó todo lo que aprendí sobre las tortugas”, dijo Sheila Bonet, de 25 años. “Cuando se tuvo que ir de Puerto Rico, otro muchacho coordinó el proyecto y, cuando él se tuvo que ir [también], me lo dejaron a mí”.

(Suministrada por Sheila Marie Bonet Muñiz)

La joven comenzó a trabajar como voluntaria en el proyecto, en 2012, cuando aún pertenecía a Recursos Naturales y Ambientales. En aquel entonces, todavía era estudiante del Departamento de Sistema de Oficinas de la UPR en Aguadilla.

Se encargaba durante horas de reubicar los nidos de las tortugas marinas para protegerlos de todo aquello que pudiese ponerlos en aprietos. Los abría para sacar los huevos de su interior sin voltearlos para, así, evitar hacerles daño a las crías. 

“Si las tortugas no anidan en donde se supone que ellas aniden, [como por] ejemplo el tinglar, que a veces coloca sus huevos cerca de la orilla para evitar que la marejada suba e inunde a la camada, se remueven las crías”, narró Sheila Bonet en entrevista con A Cuentagotas.

Pero, para que el proceso de cuidar las tortugas sea efectivo, mencionó que la comunicación es “ficha clave”. Muchas personas llaman a Vida Marina por teléfono o les escriben por las redes sociales para informarles si avistan alguna.

Las personas también respetan las marcas que tanto Sheila como su equipo de trabajo trazan en la arena para que nadie pise los nidos de las crías. Estos trazos permiten que nadie coloque sobre ellos sillas de playa u otros artefactos que puedan dañarlos.

“Cuando pasó el huracán María la marejada subió y, como llueve mucho, la arena se compactó tanto que los bebés no pudieron salir”, recordó Sheila. “Tuvimos que abrir casi todos los nidos, [aunque] a veces estábamos cinco horas y no conseguíamos nada”.

“Fue bien cuesta arriba”, acotó.

Peligrosa la contaminación lumínica para las tortugas marinas

Las luces artificiales en las playas desorientan a las tortugas, explicó la joven. Por lo tanto, las tortugas, al seguir por instinto la luz natural para llegar al mar, se desorientan al ver encendidas las bombillas de los hogares en la costa.

“Les decimos a las personas: ‘ustedes tenían todas esas luces prendidas de noche (y) las tortuguitas se desorientaron porque van a buscar la luz más brillante pensando que es luz natural’”, contó.

La Autoridad de Energía Eléctrica (AEE), explicó Sheila, se encuentra al mando de un proyecto que busca sustituir todas las luces artificiales blancas por rojas. El propósito es que, al nacer, las tortuguitas no confundan el blancor de las luces con la luna.

Sin embargo, a pesar de que catalogó que la AEE “ha respondido adecuadamente” al problema de la contaminación lumínica, dijo que cuando “los grupos tortugueros radicaban querellas, a los únicos que atendían eran a los de [la región de] San Juan”.

“De mil tortugas que nacen, solamente una llega a adulta (…) Debemos cuidarlas. Ellas necesitan que todas las tortugas [jóvenes] lleguen al agua”, agregó la coordinadora del proyecto.

Y es que Sheila Bonet, al recordar todo el esfuerzo que ha realizado para mantener a salvo a las tortuguitas en Vida Marina, dijo sin pensarlo: “esta [organización] es mi vida”.

“Sueño con que mi trabajo ya no exista, que las tortugas estén en mejor posición y que estén protegidas para que salgan del peligro de extinción”, puntualizó.

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