Foto extraída de Chio Lecca Fashion School.
Por: Alana Rosario Sánchez
Cada vez son más los emprendedores que optan por una moda sostenible. Fueron varios como: Juan Alexander Rosario o Karina Muñiz, los que se presentaron el pasado jueves, 18 de abril, en el evento Boca de Lobo Art Fest, celebrado en el vestíbulo principal de la Universidad de Puerto Rico en Arecibo (UPRA).
Blanca Paola, dueña de Bpthriftshop, inició su negocio de ropa de segunda mano durante la pandemia del COVID-19, motivada por su madre quien conseguía piezas de marca en pulgueros.

Comprar este tipo de ropa contribuye a erradicar el efecto adverso al ambiente pues “no vas a las tiendas como tal reconocidas y, si compras de ellas, pues eso significa que es alta demanda y se produce más ropa de la que ya hay”, dijo Blanca.
Visitar un thrift shop (tiendas en las que se vende ropa y artículos usados) da paso a la moda circular, la cual es un sistema que busca optimizar los procesos creativos y productivos mientras se promueve el uso consciente y racional de los recursos naturales. Esto para reducir el impacto negativo al medio ambiente que desarrolla la industria textil, la cual es la segunda más contaminante en el mundo.
El objetivo es que las prendas permanezcan dentro de la economía el mayor tiempo posible. Además de promover el slow fashion, la revista estadounidense de moda Vogue, fomenta la producción de prendas de manera lenta desde una perspectiva consciente, ética y responsable con el fin de mejorar la gestión de residuos y que estas piezas tomen otra vida.
En vez de producir, consumir y desechar, se le da otro uso o estilo a las prendas de manera que su ciclo de tendencia se extienda y diversifique. Tal es el caso, de Socio Division, una marca de ropa que “reutiliza piezas utilizando técnicas vistas en Japanese Avant Garde fashion a finales de los 80 ‘s, 90’s y principios de 00s”, según describe su página web.
Según Ann-Sofie, quien está especializada en estudios japoneses, antropología cultural y estudios de desarrollo; describe esta técnica japonesa vanguardista como un estilo “anti-moda” que no va acorde con los estándares de la alta costura. Mayormente utiliza diseños simples, colores sólidos y sobrios como: negro, blanco y marrón.
Juan Alexander Rosario, diseñador de Socio Division, relató que luego de estudiar moda creó la marca mediante “un proceso bien natural, yo pues en mi casa quería hacer arte, quería expresarme, quería hacer piezas únicas”. Luego de tomar en cuenta el daño que la industria textil genera, decidió que “no quería hacer ropa nueva, quería rediseñar y pues obviamente ayudar al ambiente y reciclar”.
Es por esto que a partir de t-shirts y jeans usados, crea sus prendas distintivas con un diseño que se repite en la mayoría de sus piezas y se asocia al cuerpo humano. “Yo lo pongo mucho como en la espalda, en la espina dorsal, lo pongo mucho en los costados de la camisa para que abrace entonces el costado”. Además, incluye en su técnica: textiles bordados, pintados a mano, sashiko stitching y costura.




Por otra parte, María del Mar Lugo Molina, quien estudió diseño de moda y tiene una concentración menor en textiles de la Escuela de Artes Plásticas y Diseño de Puerto Rico, creó Emedelmar, un negocio enfocado en la sustentabilidad. “Todos los trabajos bordados se hacen a mano sobre telas de segunda mano o vintage y también montadas en stainless steel para que sea hipoalergénico”.

También, realiza un teñido natural a partir de “plantas que se cosechan localmente, usualmente de árboles nativos o de desechos orgánicos”, como madera, cáscara de cebolla, cáscara granada o cáscara de aguacate, compartió Lugo.
En este proceso creativo, que describe como “sencillo pero que toma mucho tiempo”, Lugo utiliza varias técnicas para desarrollar su arte como: hervir la planta para extraer su color, colarlo y sumergir la tela. “En los que se ve la impresión de la hoja o la flor, después de preparar la tela con minerales no tóxicos, coloco la hoja o la flor encima de la tela, lo amarró bien fuerte y se pone al vapor varias horas y entonces con el vapor se extrae el color”.



En Boca de Lobo Art Fest también estuvo presente Karina Muñiz con su negocio Kreative Fashion, el cual fue inspirado en la película “The Devil Wears Prada”. Desde pequeña, le interesó la moda y el año pasado cuando le regalaron su primera máquina de coser, comenzó a practicar y aun sin haber tomado clases decidió emprender.

A pesar de que usualmente confecciona tops, para dicha actividad optó por pañuelos y bolsas, “ya que pues, aquí obviamente en la UPRA he visto muchos estudiantes que son fanáticos de los tote bags, son fanáticos de los pañuelos”, resaltó Muñiz.
Mimar Te es un pequeño negocio con un estilo playero y bohemio, de prendas hechas a mano y ropa usada, creado por Marimar Atienza. Su objetivo es generar dinero suficiente para irse de intercambio mientras que con el thrift shop “ayuda con el fast fashion y darle una segunda oportunidad a ropa que tal vez yo no esté usando, pero otra persona sí le pueda dar mucho más uso, en vez de botarla y seguir comprando ropa nueva”.

La moda cada vez cuenta con más jóvenes diseñadores y emprendedores preocupados por reducir el daño ambiental que provoca la industria textil. Son distintas las técnicas que se han descubierto e implementado que permiten cuestionar los procesos del fast fashion y pensar en alternativas sustentables.
Esta actividad fue organizada por el Departamento de Administración de Empresas de la UPRA como parte de los requisitos del curso de Mercadeo Electrónico a cargo de la Profa. Mariel Llerandi.
