Hildamar Vilá, profesora del departamento de Ciencias Sociales de la UPRA y doctora en psicología social. Foto por Harvey Adrián Cabassa.

Por: Janeric González

Desde pequeña, Hildamar Vilá siempre soñó en construir un legado que aportara a crear un cambio social en Puerto Rico. Por eso, cuando creció optó por adentrarse en el campo de las ciencias sociales, lo cual la llevaría a convertirse en una reconocida profesora e investigadora activa. 

Durante su niñez, la pequeña Hildamar pasó la mayor parte del tiempo junto a su abuela Panchita quien, a través de sus enseñanzas y charlas cotidianas, aportó significativamente en el desarrollo del carácter de su nieta y la formación de su pensamiento crítico. Gracias a ello, hasta el día de hoy, la considera como su “fuente principal de inspiración y guía”.

Con el paso de los años, cada vez eran más claros sus intereses y la curiosidad por el estudio de la mente humana era uno de ellos. Por consiguiente, decidió estudiar psicología enfocada en el área social comunitaria en la Universidad de Puerto Rico en Río Piedras y cursó estudios graduados en la Universidad Complutense de Madrid y el Centro de Investigaciones y Estudios Psicoanalíticos en la Ciudad de México. 

Actualmente, gracias a su preparación académica, es catedrática en la Universidad de Puerto Rico en Arecibo (UPRA). No obstante, ella no se limita simplemente a dar lecciones dentro del salón de clases, sino que se desenvuelve activamente tanto en proyectos como en investigaciones. 

Hildamar Vilá. Foto por Harvey Adrián Cabassa.

“Salir literalmente del espacio del salón de clases y romper con la forma de educación bancaria donde el profesor es el que sabe y el estudiante sólo es el receptor, eso no nos ayuda a crecer como seres humanos”, expresó la catedrática.

Por este pensamiento, además de contar con un personal de expertos, incluye a sus propios estudiantes en el proceso. Todo esto para que los profesionales en formación puedan tener experiencias reales que les sean útiles para su crecimiento académico, ya que asegura que “la universidad es un micro dentro del macro”.

Un nuevo reto

En conjunto con el Observatorio de Investigación Social de la UPRA y la Fundación Luciérnagas, este mes, la doctora Vilá comenzó un nuevo proyecto investigativo llamado Resiliencia Isleña, Herencia Cultural y Empoderamiento Comunitario en Islote de Arecibo. Esto, para continuar con investigaciones anteriores y así poder conocer sobre el efecto del cambio climático y la desigualdad social de esa región.

Como parte del personal, la doctora informó que, además de profesionales como el educador y científico Pablo Llerandi y la profesora Natasha Sagardía, en la investigación colaborarán estudiantes de diversos departamentos académicos de la UPRA. Desde estudiantes de Ciencias Sociales, hasta universitarios de Comunicación Tele-Radial formarán parte, ya que “en la unión está la fuerza”, destacó.

Islote en Arecibo. Foto por Janeric González.

Actualmente, cuentan con un fondo de 150,000 dólares que fueron adquiridos gracias a una beca otorgada por el Fondo Nacional para las Humanidades. “Entre más de 15 propuestas de 70 solicitudes que aplicaban, la nuestra fue la escogida” aseguró y considera esta como “una de las emociones más grandes que he tenido en la vida”. Por eso, el proyecto consistirá en cuatro fases y se espera que dure un aproximado de dos años en completarse.

“Esto es un movimiento contracorriente para unirnos hacia un bien común”, expresó Vilá.

La primera fase, será una investigación participativa con la comunidad. Para ello, contarán con el apoyo de la única escuela en Islote, la escuela Angélica Gómez de Betancourt, sus maestros y estudiantes. De esa manera, comenzarán a documentar cuál es la herencia cultural y natural a través de recursos bibliográficos y la historia oral. 

Además, Vilá asegura que más adelante realizarán reuniones abiertas con la comunidad en general “para escuchar cuáles son sus necesidades, saber cómo se han visto afectados por el cambio climático y conocer cuáles son los recursos naturales que ellos consideran que debemos proteger”. En ese proceso, identificarán personas claves que, a través de sus historias, puedan contribuir significativamente al proyecto y permitir que “las voces que no son tradicionalmente escuchadas en medios tradicionales, como en la historia oficial, puedan ser documentadas y a su vez elevadas” expresó.

Como resultado, esperan lograr el surgimiento de un comité de resiliencia comunitaria. Esto, para que a su vez creen un plan de contingencia con el objetivo de proteger a la comunidad ante desastres y realizar iniciativas para mitigar los efectos del cambio climático.

Al final de la investigación, ofrecerán talleres, harán paneles interpretativos, artículos de revistas y un libro con todos los datos recopilados, historias documentadas y fotografías para divulgar los hallazgos del proyecto. 

“Una vez que una comunidad conoce cuál es su herencia cultural y cuáles son sus recursos naturales, la apuesta es a que va a valorar más esos recursos y por lo tanto esto puede llevar a que haya un mayor empoderamiento comunitario”, concluyó la doctora Hildamar Vilá.

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