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Por: Naomi Tirado Feliciano

El Alzheimer es la forma más común de demencia, un término general que se aplica a la pérdida de memoria y otras habilidades cognitivas que interfieren con la vida cotidiana. Esta condición de salud es responsable de entre un 60 y un 80 por ciento de los casos de demencia y el factor de riesgo conocido más importante es el aumento de la edad, ya que la mayoría de las personas con Alzheimer son mayores de 65 años. Pero no podemos atribuir la enfermedad como una de la vejez ya que, según la Alzheimer’s Association, para el 2018 aproximadamente 200,000 estadounidenses menores de 65 años tenían enfermedad de Alzheimer de inicio precoz también conocida como Alzheimer de inicio temprano.

Esta enfermedad empeora con el tiempo, es progresiva y los síntomas de demencia empeoran gradualmente con el paso de los años. En sus primeras etapas, la pérdida de memoria es leve, pero en la etapa final del Alzheimer, las personas pierden la capacidad de mantener una conversación y responder al entorno.

En las estadísticas del Departamento de Salud en Puerto Rico el Alzheimer es la cuarta causa de muerte en Puerto Rico para el 2017. En agosto del 1999, la Legislatura de Puerto Rico aprobó la Ley 237 para la creación de un registro para las personas que viven en Puerto Rico con esta condición. Es en el Departamento de Salud, la División para la Prevención y el Control de Enfermedades Crónicas quien tiene la encomienda de mantener y actualizar el registro de Alzheimer.

Para la Alzheimer’s Association, en 2018, es la sexta principal causa de muerte en los Estados Unidos. Las personas con Alzheimer viven un promedio de ocho años después de que los síntomas se vuelven evidentes, pero la supervivencia puede oscilar entre cuatro y veinte años, dependiendo de la edad y otras afecciones de salud. En la actualidad, esta enfermedad no tiene cura, pero hay tratamientos disponibles para los síntomas y se continúa investigando. Los tratamientos actuales para el Alzheimer no pueden detener el avance de la enfermedad, pueden ralentizar por un tiempo el empeoramiento de los síntomas y mejorar la calidad de vida de las personas con Alzheimer y sus cuidadores. Hoy, se trabaja a nivel mundial para encontrar mejores formas de tratar la enfermedad, retrasar su inicio y evitar su desarrollo.

Según datos estadísticos del Departamento de Salud, para diciembre del 2019 en Puerto Rico, más de la mitad (55.3%) de las personas en el registro de Alzheimer tienen 85 años o más. El 32.6% se encontraba entre los 75 a 84 años, un 9.7% entre los 65 y 74 años, mientras que sólo un 2.4% tenían menos de 65 años. En cuanto al sexo de las personas con esta condición, a la fecha de este informe, el 64.8% eran mujeres, mientras que los hombres componían el 35.2%.

De acuerdo a los datos estadísticos, tanto en Estados Unidos como en Puerto Rico, esta enfermedad degenerativa es un problema de salud bastante preocupante. Los datos del registro en Puerto Rico indican que las personas que viven con Alzheimer tienen, en promedio, otras dos enfermedades o diagnósticos concurrentes (2.2 ± 1.09). Aproximadamente, uno de cada tres (33.2%) tenían solamente una comorbilidad reportada y dos de cada tres personas (63.4%) tenían documentado de dos a tres comorbilidades. Más de la mitad (68.7%) de las personas tenían un diagnóstico de hipertensión, un 40.3% han sido diagnosticadas con diabetes, un 27.8% tenían alguna enfermedad cardiovascular, y un 27.5% tenían alguna enfermedad neurológica. En adición, un 12.3% tenía enfermedad tiroidea y un 11.2% tenía enfermedad cerebrovascular.

La proyección para el futuro de personas que están en riesgo de padecerla y de acuerdo a un estudio conducido por la Organización Mundial de la Salud se pronostica que 65.7 millones de personas en el mundo padecerán la enfermedad para el 2030.

El proveer cuidados con la enfermedad de Alzheimer se convierte en un reto no solamente para la familia, sino también para el equipo de salud, particularmente para el profesional de la salud. Entre los factores que pueden interferir en el cuidado de estos pacientes están las pérdidas cognoscitivas, la hostilidad y la agitación con la que reaccionan los pacientes cuando no pueden realizar tareas o comunicarse efectivamente. Dentro de las metas del profesional de la salud en el cuidado del paciente con enfermedad de Alzheimer están:

1. Promover la función e independencia del paciente por el más tiempo posible.

2. Promover la seguridad física.

3. Promover la independencia y actividades de autocuidado.

4. Reducir la ansiedad y la agitación.

5. Mejorar la comunicación.

6. Proveer para la socialización y la intimidad.

7. Promover nutrición adecuada.

8. Promover balance entre actividad y descanso.

9. Educar y proveer soporte a los familiares cuidadores.

Mientras más conocemos de la condición, mejor podemos ayudar a mejorar la calidad de vida del paciente y del cuidador.


La profesora Naomi Tirado Feliciano MSN CNS DNPs, es la actual directora interina del Departamento de Enfermería de la Universidad de Puerto Rico en Arecibo.

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