Dramatización de mujer embarazada. Foto por: Janeric González
Por: Janeric González
La probabilidad de un nacimiento prematuro aumenta cuando la madre padece de alguna enfermedad crónica.
Actualmente en Puerto Rico, la tasa de nacimientos prematuros está en aumento, mientras los índices de natalidad continúan disminuyendo. Según el informe más reciente de la organización sin fines de lucro March Of Dimes, para el 2023 la isla reportó una tasa de 12.2% en nacimientos prematuros logrando sobrepasar incluso a Estados Unidos con un 10.8%. Son cada vez más las mujeres puertorriqueñas que se enfrentan al reto de cuidar un bebé prematuro.
“En muchos momentos pensé que iba a morir”, expresó Génesis Menéndez al recordar los inicios de la vida de su hija, nacida de forma prematura hace nueve años, quien enfrentó múltiples complicaciones de salud que pusieron en riesgo su vida y la obligaron a pasar sus primeros meses dentro de un hospital.
Un bebé prematuro es aquel que nace antes de las 37 semanas de gestación. Al no estar desarrollado por completo, de acuerdo con Mayo Clinic, en ocasiones puede tener el cuerpo desproporcionado, suele sufrir de problemas de alimentación y presenta dificultades respiratorias. Además, mientras un bebé recién nacido dentro de un término promedio de 40 semanas pesa alrededor de siete libras, los prematuros rondan por debajo de las cinco, motivo por el cual físicamente son más pequeños y delicados.
A pesar de que aún no hay factores que certifiquen por completo los motivos del aumento de nacimientos prematuros en Puerto Rico, las estadísticas reflejan un patrón. Conforme con el informe de March Of Dimes, este tipo de nacimientos son más comunes cuando la madre padece enfermedades crónicas de salud. De acuerdo con el registro, 34.4% pertenecieron a madres con diabetes, 23.0% fueron de mujeres con hipertensión, 15.9% nacieron de fumadoras y 13.5% provinieron de féminas con peso poco saludable. Además, la exposición al calor extremo o la contaminación podrían aportar significativamente.
Prematuridad: Ayer y hoy
Los nacimientos prematuros no son algo nuevo. Gladys García tuvo su segundo hijo de forma prematura en 1955, cuando ella tenía 23 años. Afirma que luchó incansablemente por sacarlo adelante.
“Como no había incubadoras ni nada, yo misma le preparé una incubadora casera. Le ponía colchas y muchas sábanas alrededor para que él estuviera bien calientito y así me sentía tranquila”, agregó García sobre su experiencia cuando no había tratamientos médicos suficientes que se le brindaran a un recién nacido prematuro.
A diferencia de hace décadas, cuando muchas mujeres debían ingeniárselas por su cuenta, hoy día la evolución de la medicina ha cambiado significativamente el panorama tanto para la madre como para el bebé antes y después del parto. De ese modo, diversos médicos pueden crear un plan con sus pacientes para aumentar el cuidado durante el proceso de gestación.
“Muchas veces, a estos pacientes [las madres gestantes] hay que hospitalizarlos”, explicó el doctor Carlos González Camacho, un ginecólogo y obstetra con más de 40 años de experiencia, al señalar que algunos embarazos requieren vigilancia continua para salvaguardar la salud de la madre y del bebé.
Un ejemplo de ello es Génesis Menéndez, quien hace menos de nueve años tuvo a su hija de forma prematura. Tanto ella como su bebé atravesaron un delicado proceso de cuidados médicos que comenzó desde la gestación hasta que finalmente pudieron salir del hospital y comenzar su vida juntas.
“Fué un proceso muy difícil desde que me enteré que estaba embarazada”, expresó Menéndez
En algunos casos, durante el embarazo hay ciertos factores de riesgo y síntomas que pueden alertar sobre un posible parto prematuro. Algunos de estos son: haber pasado más de un aborto espontaneo, tener un hijo prematuro previamente o sufrir de problemas en el útero, entre otros.
Por obligación, en el presente, un bebé prematuro tiene que pasar por una unidad de cuidados intensivos neonatal donde son monitoreados las 24 horas del día. Allí, van directo a una incubadora, se le realizan múltiples análisis de sangre y pasan por diversos exámenes con el propósito principal de verificar si pueden desarrollar alguna condición a corto o largo plazo. Las madres también reciben atención médica para garantizar su estado de salud antes de ser dadas de alta.
Impacto emocional en los padres
Depende del cuadro clínico del bebé y la reacción de éste al cuidado médico, el tiempo para traerlo a casa suele variar. Mientras que algunos padres pueden esperar semanas, otros se ven obligados a esperar meses. A lo largo de ese proceso, tienen que viajar diariamente al hospital, deben permanecer en contacto con los médicos y antes de poder tocar al bebé es meritorio que pasen por un proceso de esterilización. Debido a que es una situación que ocurre fuera del plano regular, esto puede tener un impacto significativo en los progenitores.
“Los bebés son una construcción de unos padres y por menos planificado que haya sido, hay un deseo envuelto. Cuando es prematuro, no necesariamente nace cómo se desea”, argumentó el psicólogo Franklin Laracuente.
Es decir, aunque no hay factores que certifiquen del todo el por qué del aumento en las cifras de nacimientos prematuros en la isla, es fundamental que cada mujer en estado de gestación acuda con regularidad a un médico. Esto, con el fin de recibir orientación adecuada, realizar un plan de cuidados y descartar condiciones crónicas que pongan en riesgo su embarazo. Si el parto ocurre antes de las 37 semanas de gestación, se aconseja continuar con controles médicos a lo largo del crecimiento del niño para asegurar un desarrollo saludable. Al ser un proceso que ocurre fuera de los márgenes esperados, puede afectar de forma emocional a los padres. Por consiguiente, es recomendable mantener la calma y acudir a un profesional a tiempo, ya que, según expertos la tensión acumulada puede incluso afectar el proceso de lactancia del bebé.
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