Red de acantilados en el área de Quebradillas. Foto suministrada por Heidi Aviles Nieves
Por Carlos A. Negroni Santiago
Lo que ocurre con los acantilados del noroeste de Puerto Rico.
Al finalizar la autopista PR-22 y tomar la salida 84B del expreso en Hatillo y continuar la travesía por Camuy, Quebradillas hasta llegar a Isabela, se encuentran los acantilados de piedra caliza, que se formaron a causa de la erosión, la cual ocurre cuando el océano Atlántico colisiona con las rocas.
Son los acantilados de Guajataca en la costa del noroeste por los que Heidi Avilés Nieves, residente de Quebradillas, debe pasar para tener acceso a distintas playas de su pueblo. Sin embargo, se le ha imposibilitado en varias ocasiones ingresar a distintas partes de la costa debido a que la parte superior de los acantilados está dominado por propiedades privadas.
“Cuando compartí las fotos de a dónde estaba yendo, todo el mundo me preguntaba que dónde es eso; gente de Quebradillas no sabían que eso existía”, comentó Avilés, quien desde hace siete años atrás se ha dedicado a explorar la zona.
Avilés explicó que en Quebradillas “han existido accesos a las playas de toda la vida”, y que estos son utilizados en su mayoría por los pescadores. También, enfatizó que gran parte de las playas del pueblo son rocosas, por lo que no son aptas para bañistas, pero sí para el disfrute del público.
Alta cantidad de propiedades privadas
La parte superior de los acantilados de Guajataca, que comienzan desde Camuy hasta Aguadilla, han sido invadidos por algunas propiedades privadas que han tomado ocupación al noroeste de la isla.
El paso hacia localidades como La Ventana de Quebradillas, Playa La Caracolera y Playa La Zanja son por medio de propiedades privadas y, aunque el Reglamento 4860 establece que siempre se le permite el paso libremente al ciudadano a este tipo de lugares, puede que el propietario se lo impida.
Avilés recordó que el dueño de la propiedad privada que le permitía el paso a la Playa La Caracolera le alquiló el espacio a otra persona para un AirBNB, quien más tarde cerró el acceso a la playa. A causa de esto, la Liga Ecológica Quebradillana , a la cual Avilés pertenece, acompañada por el Senador por Acumulación, Eliezer Molina, tomó acción para retomar el acceso a la playa, lo que se logró y desistieron de la construcción.

Casos similares han ocurrido en Isabela, en donde los acantilados, al encontrarse más alejados de la costa, permiten un desarrollo más amplio de propiedades como hoteles y urbanizaciones.


Por otra parte, Verónica Nieves, miembro de la fundación Conservación Costera Puerto Rico (CoCoPR), expresó que en la mayor parte de los acantilados en el pueblo de Isabela hay urbanizaciones privadas, con control de acceso y hoteles como el Royal Isabela o AirBNB. Nieves habló sobre un desarrollo en la urbanización Costa Brava que abarca gran parte de los acantilados. “Si tú lo buscas en el CRIM (Centro de Recaudación de Ingresos Municipales ), el terreno [en la urbanización Costa Brava] es tan pequeño que uno se queda como que, pero ¿qué van a hacer ahí? Entonces nos enviaron un video de cuál era el plan. Y es hacer una casa mega… bestial”, expresó sorprendida en cuanto a lo que se planea construir.
Entrevista por: Carlos A. Negroni Santiago
Además, el director del Departamento de Gerencia y Desarrollo del municipio de Isabela, el Sr. Luis González, indicó que los acantilados son suelos especialmente protegidos y que “no pueden ser utilizados para ser desarrollados”.
Mencionó que Isabela, como los demás municipios que forman parte de los acantilados de Guajataca, no cuentan con una oficina de permisos ni tienen un plan territorial aprobado por lo que “están sujetos a la reglamentación y ley de la Oficina de Gerencia y Permisos (OGPe) o la Junta de Planificación (JP); ambas operan bajo la sombrilla del Departamento de Desarrollo Económico de Puerto Rico”.
Los encargados de vigilar los acantilados y tomar acción ante alguna ilegalidad son el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales (DRNA) pero, Nieves indicó que “hay que darle mucho seguimiento para que se haga algo respecto”. Construcciones de este tipo; que rompen a esta magnitud el acantilado, afectan a los ecosistemas costeros y a las especies que dependen de estos para sobrevivir.
Impacto directo a ecosistemas costeros y especies de animales
La red de los acantilados de Guajataca llevan consigo una gran variedad de ecosistemas costeros, tales como: manglares, playas rocosas y arenosas, dunas y un bosque en su parte superior. También, son el hogar del ave Chirre Coliblanco y de la mariposa endémica de Puerto Rico, la Atlantea Tulita, que actualmente está amenazada en peligro de extinción.
En cuanto a la construcción en la urbanización Costa Brava en Isabela, Nieves añadió que “por el proceso de la sedimentación, todo esto que está aquí [área de la construcción], cuando llueva va a terminar en el mangle y luego al mar”. Esto es propenso a una mayor probabilidad de inundaciones, señalando que es un peligro no solo para el ecosistema, pero el ciudadano que resida en la parte baja también se vería afectado.
Por otra parte, Kathy Hall, bióloga marina que vive entre la zona de acantilados de Isabela y Aguadilla, compartió un documento del DRNA titulado Puerto Rico Critical Wildlife Areas que indica la importancia de los acantilados de Guajataca para la reproducción del ave Chirre Coliblanco.

Este solo se reproduce en las cavidades localizadas en la parte frontal de los acantilados, zona que se clasificó como “área principal para la vida salvaje”. Sin embargo, al pasar los años la compra de propiedades y las construcciones de viviendas han incrementado, afectando la población del Chirre Coliblanco, que, según Nieves, ha disminuido.

También, los acantilados son el hábitat de la mariposa endémica puertorriqueña, que ha sido afectada debido a la deforestación, y su planta hospedera, la Oplonia Spinosa. La Atlantea Tulita ha sido de las más afectadas en el acantilado por culpa de la deforestación. La Liga Ecológica Quebradillana, presidida por Ernesto Estremera, y de la cual Avilés es miembro, han sido los mayores defensores de esta a pesar de la amenaza continua hacia la especie.
Importancia del conocimiento sobre los acantilados
Según establece el Reglamento 4860, se le considera como bienes de dominio público a “los acantilados que estén en contacto con el mar o con espacios de la zona marítimo-terrestre hasta el nivel más alto alcanzado por las olas en tormentas. Lo que implica que delimitar con exactitud cuál es la zona marítimo-terrestre en un acantilado es complicado porque se delimita de forma vertical”.
Estremera, presidente de la Liga Ecológica Quebradillana, comentó que “en los acantilados tú no puedes establecer la línea marítimo-terrestre porque se tiene que medir verticalmente. Tenían que hacer una ley específicamente para tú proteger el acantilado del borde de arriba pa’ dentro, y eso nunca se hizo”.
Por eso, a los acantilados no se le aplican los 50 metros de deslinde que conforman la zona marítimo-terrestre, aunque sí le aplica el Plan y Reglamento del Área de Planificación Especial del Carso (PRAPEC), la cual sitúa los acantilados de Guajataca como Área de Planificación Especial – Zona Cársica (APE-ZC).

El Reglamento 4860 establece que, un deslinde es “la actividad mediante la cual se determinan los límites entre uno o más inmuebles colindantes con el dominio público marítimo-terrestre. De esto parten los 50 metros hacia dentro desde la zona marítimo-terrestre; 20 metros dedicados al uso público, y otros 30 metros de servidumbre de salvamento en la que no se permiten construcciones de estructuras permanentes”.
Además, conforme expresó Nieves, la mayoría de personas que se establecen en los acantilados son extranjeros que desconocen el impacto ambiental que tiene la compra de terrenos y la construcción de viviendas, ya sea para AirBNB o no. Ahí, “los acantilados se están convirtiendo en terrenos bien cotizados, por sus vistas y demás”, coincidió Avilés. También, Nieves informó que esto afecta a las comunidades de jóvenes puertorriqueños que quieren buscar casa, ya sea de forma permanente o para hospedarse.
Es por eso que Nieves y Estremera, junto a la fundación ambiental, CoCoPR y la Liga Ecológica Quebradillana, enfatizan la concienciación sobre la conservación ambiental de los acantilados.
Para finalizar, una exhortación que estos tienen en común, es que el ciudadano se eduque sobre estos temas, para que, de esta forma, se pueda preservar la vida de los acantilados de Guajataca efectivamente.
Reportaje editado, para leer el original puede acceder a: Los acantalidados de Guajataca.
