Collage por: Reinalis Rivera

Por: Reinalis Rivera

El arte drag en Puerto Rico no es solo una forma de entretenimiento sino que también es una herramienta de expresión artística y personal. El drag ha trascendido el escenario para convertirse en un movimiento social que celebra la diversidad y desafía las normas de género. Este reportaje explora las realidades personales y profesionales de las drag queens en la isla y analiza los desafíos económicos, sociales y culturales que enfrentan. En este sentido, se presentan sus vivencias con el fin de visibilizar la comunidad LGBTQ+.

Espectáculo Drag en Leyenda Club en Santurce con temática de «Circus» Por: Reinalis Rivera

El drag y su popularización

También conocido como transformismo, el drag, es una forma de arte performativo en la que una persona, conocida como drag queen o drag king, utiliza vestuario, maquillaje y actuación para interpretar un personaje de género, generalmente de manera exagerada. Esta expresión artística tiene sus raíces en la cultura LGBTQ+, donde ha servido como una herramienta para desafiar las normas de género, promover la visibilidad y celebrar la diversidad. Aunque la imagen más común de una drag queen es la de un hombre cisgénero (asignado como hombre al nacer) que interpreta de manera exagerada a una mujer, el drag no se limita únicamente a esto. También puede ser realizado por mujeres transgénero y mujeres cisgénero (asignadas como mujeres al nacer), conocidas como AFAB (Assigned Female At Birth). De igual manera, lo mismo aplica a los drag kings, quienes interpretan personajes masculinos de manera igualmente performativa. Además, no todas las drag queens forman parte de la comunidad LGBTQ+. Existen drag queens heterosexuales, como Maddy Morphosis, quien fue una de las primeras en obtener reconocimiento al participar en la temporada 14 de RuPaul’s Drag Race (RPDR).

La reciente popularidad del drag se puede atribuir a programas como RuPaul’s Drag Race (RPDR), que ha llevado este arte a audiencias masivas y lo ha popularizado a nivel mundial. Según YouGov, una empresa internacional de investigación de mercados y análisis de datos, el 84% de las personas han oído hablar de RPDR y el 33% tiene una opinión positiva sobre el reality. Reconocida por el Pew Research Center por la precisión de su metodología, YouGov recopila datos de millones de panelistas en todo el mundo. Este programa ha dado visibilidad a las drag queens y ha destacado sus habilidades en costura, diseño, maquillaje y actuación, consolidando el drag como una forma legítima de arte y entretenimiento en todo el mundo, incluido Puerto Rico.

Concursante de RPDR all stars temporada 8, Jessica Wild en Kweens Klub en Santurce por: Reinalis Rivera

El drag en Puerto Rico siempre ha estado presente en la cultura popular, aunque de manera más sutil. Un ejemplo de ello es El Cotorrito, uno de los primeros clubes drag en Santurce, que atrajo a figuras como el gobernador Luis Muñoz Marín y la alcaldesa Felisa Rincón de Gautier. Esto muestra que el drag ha sido parte de la cultura de la isla desde hace décadas, incluso en ambientes predominantemente heterosexuales. Javier Laureano menciona en su libro “San Juan Gay” que “Desde finales de los años 50 y en los 60, como parte de la apertura de espacios gay en las ciudades, los espectáculos de drag comenzaron a popularizarse en la isla. Esta década fue testigo de la apropiación, por parte de hombres gay, de un espacio que hasta entonces estaba reservado para heterosexuales que se vestían de mujer para crear un espectáculo de drag.” (p. 35)

Según el artículo «Transforming Identities: A Historical Genealogy of Drag Culture in Puerto Rico» de Nathaniel Pabón Cruz, personajes como La Comay, interpretada por Kobbo Santarrosa, y Raymond Arrieta con sus personajes de televisión, ilustran cómo el drag ha sido consumido en los medios puertorriqueños de manera distinta. La Comay, aunque es presentada como una muñeca, es una representación exagerada y paródica de una mujer chismosa, lo cual encaja con el concepto del drag al interpretar un personaje de género con una intención performativa. Raymond Arrieta, por otro lado, ha interpretado personajes femeninos en la televisión, como Plinia, en la que utiliza vestuario y maquillaje para exagerar características, lo cual también refleja elementos del drag. Estas representaciones han permitido que el público puertorriqueño consuma y se familiarice con el drag sin necesariamente reconocerlo como tal. 

El drag ha transformado Identidades: Ariadna Perkins y Lúmina Riviera Rola

Para Ariadna Perkins, el drag ha significado una transformación personal y profesional. «He tenido que cambiar toda mi rutina. Un día tengo que comprar telas, otro día hacerme toda mi ropa, luego planear los mixes musicales», explica Perkins, quien nunca tuvo una «drag mother» que la guiara, sino que aprendió todo por su cuenta. Una “drag mother” es  una figura de mentoría, una drag queen con más experiencia que guía a una «drag daughter«, enseñándole técnicas y brindándole apoyo en su desarrollo. Sin embargo, Perkins, a pesar de todos los desafíos que ha enfrentado, su sacrificio y dedicación, la han llevado a convertirse en una artista a tiempo completo durante los últimos dos años.

Lúmina Riviera Rola, comparte un sentimiento similar sobre cómo el drag le permitió explorar su identidad, pues “se trata de descubrir quién eres», comentó. Riviera encontró una manera de ser más fluida en términos de expresión de género y creatividad. Aún así,  también se enfrenta a desafíos, como el compromiso de su apariencia física fuera del personaje. Riviera, admite que recientemente comenzó a experimentar una autoestima saludable fuera del drag, ya que durante mucho tiempo se dedicó tanto al arte que, su apariencia personal se vio afectada. De hecho, afeitarse las cejas y no preocuparse tanto por su peso se convirtió en parte de su rutina porque, según Riviera, «mientras más gordita, más c@#&!# me veo en drag». Aunque esa mentalidad le ayudaba a sentirse poderosa y segura cuando estaba en el escenario, al quitarse el maquillaje, esa confianza se desvanecía.

Estas experiencias muestran la dualidad que muchas drag queens enfrentan, donde la euforia del escenario contrasta con la realidad cotidiana. Para Riviera, esta cultura ha sido tanto una liberación como un desafío, llevándola a redefinir su relación con su cuerpo y su identidad más allá del maquillaje y el vestuario.

Desafíos económicos en el drag

El drag en Puerto Rico es tanto un arte como un desafío financiero. «Un maquillaje puede salir en $100, pero la paga por un show a veces es de $75 a $100», describe Perkins. A pesar de estos obstáculos, sigue comprometida y confecciona sus propios atuendos para ahorrar y adaptarse. Además, T’neesha Ricón, con 19 años de experiencia, también destaca lo costoso que puede ser el drag y cómo a menudo ha tenido que hacer sacrificios importantes, incluso, en ocasiones le ha tocado dejar de lado las  necesidades personales para poder dar el 100% en sus espectáculos. «A veces uno tiene que dejar de comer para costearse sus cosas» comentó.

Riviera, por otro lado, describe cómo cada centavo que ganaba lo invertía en pantallas, pulseras, pelucas y atuendos para sus shows llegó al punto de desconectarse de otros intereses personales. «Estuve como tres años sin comprarme nada de ropa porque cada centavo lo invertía en drag», comenta. Estos sacrificios financieros son comunes en la comunidad drag de Puerto Rico, donde las posibilidades para presentarse y generar ingresos son escasas.

La realidad económica para la mayoría de las drag queens en Puerto Rico es complicada,  muchas de ellas no pueden depender exclusivamente del drag como fuente de ingresos. Para poder sostenerse, deben buscar alternativas que les permitan generar ingresos y mantenerse activas en la escena artística.

Artista Catalyna con un arnes de Choked and Chain en Premios Juventud | Suministrada por: Lúmina Riviera Rola

Una de estas alternativas es el emprendimiento. Riviera ha creado su propia marca llamada Choked and Chain, dedicada a la fabricación de accesorios de vestuario originales, como gargantillas, arneses y cadenas para el cinturón. Esta marca le permite diversificar sus ingresos y contribuir a la economía creativa de la comunidad drag en Puerto Rico. Distintas celebridades, como Villano Antillano, han lucido sus piezas en eventos de alto perfil como los Premios Juventud. 

Artista Villano Antillano con gargantilla de Choked and Chain | Suministrada por: Lúmina Riviera Rola

Perkins también menciona los drag brunch como una de las pocas oportunidades económicas constantes para las drag queens. Estos eventos, que suelen celebrarse los domingos, requieren una preparación intensa, desde madrugar para maquillarse hasta realizar múltiples presentaciones en un solo día. 

«Para mí, los brunch los domingos son un entrenamiento porque tengo que levantarme temprano para maquillarme, viajar de Cayey a San Juan, hacer seis shows en todo el día y cambiar de ropa tres veces», explica Perkins. Sin embargo, no todas tienen acceso a este tipo de oportunidades. Perkins forma parte del elenco del Tryst Hotel, donde se le paga $180 por show, los cuales son cada domingo, más propinas. Esta estabilidad es algo poco común en la comunidad drag, lo cual impulsa a muchas a esforzarse continuamente por mejorar su arte, conseguir más presentaciones y captar la atención del público.

Otra fuente de ingresos para algunas drag queens ha sido el uso de las redes sociales. Perkins, por ejemplo, comenzó en plataformas digitales, en la creación de  contenido que la ayudó a ganar reconocimiento. Más bien, las redes sociales no solo sirven para promover shows, sino también para generar ingresos adicionales a través de colaboraciones con marcas y contenido patrocinado. 

Desafío de espacios seguros para la comunidad LGBTQ+

En Puerto Rico, uno de los mayores desafíos para la comunidad drag y la comunidad LGBTQ+ en general es la falta de espacios seguros e inclusivos fuera del área metropolitana. A pesar de los avances hacia la inclusión, las opciones para encontrar lugares seguros son escasas, y muchos de ellos son locales clandestinos. Sin embargo, existen algunos espacios que se destacan por su apertura y apoyo a la comunidad LGBTQ+. Ágape: Tiendita Solidaria y Café, ubicado en Arecibo, es un ejemplo de un lugar abiertamente amigable para la comunidad LGBTQ+ donde los dueños son abiertamente parte de ella. Lugares como Ágape son vitales porque ofrecen un ambiente seguro y de apoyo para  esta comunidad, especialmente en zonas donde la visibilidad LGBTQ+ es más limitada.

Drags profesionales y competencia en la escena

Aunque el arte del drag es una parte importante de sus vidas, muchas drag queens también desempeñan otras profesiones fuera de sus personajes. Este es el caso de Kaissie Mugler Ricón, una AFAB queen que además es coreógrafa y bailarina profesional.

Kaissie Mugler Ricón explica sus roles laborales. Por: Reinalis Rivera

De igual forma, Riviera cuenta con un bachillerato en sociología y estudios queer así como ya se mencionó su propia marca. Igual que a nivel internacional, la diversidad de trayectorias profesionales también se refleja en queens como Cheddar Gorgeous de RPDR UK (temporada 4), quien tiene un doctorado en antropología social, y Killer Queen de RPDR España (temporada 1), que es un médico que hace drag. Estos ejemplos muestran que el drag no es incompatible con otras carreras profesionales y que muchas son personas altamente capacitadas y con múltiples talentos.

Sin embargo, la competencia dentro de la escena drag puede ser intensa y agotadora. Por su parte, Riviera lo describe como un ambiente competitivo y elitista, donde es común sentir celos hacia las queens más jóvenes que muchas veces tienen más recursos. Sin embargo, también subraya la importancia de ser una comunidad que se apoya mutuamente. «Está en ti y en tu carácter levantar a las nuevas queens, porque al final del día, es cuestión de talento», asegura.

T’neesha Ricón también experimenta la competencia constante, particularmente entre las discotecas que dividen a la comunidad. «Donde estamos localizados actualmente hay mucha competencia entre discotecas y es un poco fuerte porque la comunidad se divide, empezó el show en aquel lugar, van para allá, estamos esperándolos por acá y están allá. Yo digo que si todos nos pusiéramos de acuerdo, nos juntamos y disfrutamos de todo ese espectáculo y nos pusiéramos de acuerdo en hora, eso haría la diferencia en el transformismo en Puerto Rico», señaló.

El desafío de las oportunidades y la falta de reconocimiento al drag local

Las oportunidades para las drag queens locales son  limitadas, especialmente en comparación con las queens de programas como “RuPaul’s Drag Race”. Perkins comenta que  las queens locales reciben un trato desigual y enfrentan muchas dificultades para ser reconocidas.

Riviera también destaca la disparidad en el trato y la paga entre las queens locales y las internacionales: «Ningún show de $100 es una oportunidad para una draga». Mientras que algunas «RuGirls» (término que se utiliza para una drag queen que participó del programa de RPDR) pueden cobrar entre $1,500 y $3,000 por presentación, mientras que las locales se enfrentan a pagos considerablemente menores, lo cual refleja la desigualdad de oportunidades y compensaciones en la escena drag.

Además, Riviera menciona que las «RuGirls» reciben un trato preferencial que no se extiende a las queens locales. Por ejemplo, a las «RuGirls» se les preparan entremeses y se les ofrecen drink tickets estos son vales que los asistentes a un evento utilizan para obtener bebidas en el bar del evento, sin necesidad de manejar efectivo o tener cuentas abiertas, mientras que a las locales no se les brinda este tipo de atenciones. A menudo, las drag queens locales son invitadas a participar en shows bajo la promesa de «exposición», en lugar de recibir una compensación económica justa, lo cual desvaloriza su trabajo. En algunos casos, las cantidades ofrecidas son tan bajas como $50 por una presentación, lo cual no es suficiente para cubrir los costos asociados con los vestuarios, el maquillaje o la preparación de un espectáculo. Además, muchas veces tienen que pagar de su propio bolsillo la entrada para que sus bailarines puedan acompañarlas y actuar en el escenario, lo que incrementa aún más los gastos que asumen para poder presentarse.

Por otro lado, Ricón ha tenido algunas oportunidades de reconocimiento, y se ha  presentadoen televisión y en eventos importantes en el Distrito T-Mobile. Sin embargo, también reconoce que la falta de equidad en la paga y el trato hacia las queens locales es frustrante y desalentador. “A veces, esas personas que vienen no dan la talla, y es frustrante sentir que tienes que estar en RuPaul’s para que reconozcan tu trabajo», dice. Esta disparidad deja en claro que, aunque algunas queens locales han logrado destacarse, Ricón asegura que el camino hacia la visibilidad y el respeto es complejo y desigual, sobre todo para las que no cuentan con la exposición en una plataforma internacional.

El arte del drag en Puerto Rico refleja la riqueza cultural y el esfuerzo de una comunidad que lucha por hacerse un espacio a pesar de las adversidades económicas y sociales. A pesar del creciente interés en el drag a nivel mundial, la realidad que se vive en la isla es sumamente desafiante. Según el Instituto de Estadísticas de Puerto Rico, alrededor del 43% de la población vive bajo el nivel de pobreza, lo que complica aún más el acceso a oportunidades para las drag queens y la comunidad LGBTQ+ en general. Sin embargo, la resiliencia y el espíritu de innovación de estas artistas demuestran que, incluso en medio de dificultades, el drag es una forma de resistencia, empoderamiento y celebración de la identidad.

Reportaje editado, para leer el original puede acceder a: Detrás del escenario: La realidad del Drag en Puerto Rico

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