Las cifras de abandono siguen en aumento y las agencias gubernamentales continúan en la búsqueda de alternativas para solucionar esta problemática. Foto por: Soniarys Santos
Por: Soniarys Y. Santos Soto
En la Isla cada vez son más los casos de abandono de adultos mayores en los hospitales, situación que ha provocado la urgencia de que las agencias unan esfuerzos para trabajar en coordinación.
Puerto Rico es el quinto país con el mayor porcentaje de personas mayores de 60 años, según las estadísticas de La Oficina del Procurador de Pacientes de Edad Avanzada (OPPEA). Para el año 2030, se estima que habrá alrededor de 985,310 adultos mayores, que representarán el 35% de la población total de habitantes en la isla.
El incremento en el abandono de adultos mayores en la isla podría tener consecuencias directas en la salud y el bienestar de estas personas. El abandono en instituciones hospitalarias puede llevar a la falta de atención médica adecuada, la negligencia en el cuidado básico, el aislamiento social y emocional, así como el deterioro de la calidad de vida en general. Esto podría resultar en un aumento de enfermedades, complicaciones médicas y un mayor riesgo de mortalidad para los adultos mayores abandonados. Según datos compartidos por OPPEA, desde el 2017, han sido 3,888 los adultos mayores que han sido abandonados en las instituciones hospitalarias. A medida que han pasado los años, las cifras han incrementado de manera significativa.
Causas de Abandono
Para la procuradora de las personas de edad avanzada, Carmen Delia Sánchez, resulta fundamental llevar a cabo una investigación exhaustiva de cada caso que llega a las instituciones hospitalarias. En muchas ocasiones, estos pacientes se encuentran sin la presencia de un familiar debido a diversas circunstancias particulares.
Sánchez menciona varias causas que provocan esta triste realidad. Entre ellas, se debe tener en cuenta el proceso de emigración de personas en edades reproductivas, lo que ha provocado que los adultos mayores se queden solos. “Los pocos que quedan para cuidar se han ido y las personas adultas mayores se han quedado solas». Añadió que: “tenemos una población de personas adultas mayores que optaron por no casarse, por no tener hijos, así que siempre han estado solos y prácticamente sí se sobreentiende que están solos, es indicio de estar sin ayuda, estar abandonado”.
Además, la procuradora enfatizó que el envejecimiento de la población está unido a cambios en la familia. A la vez que envejece la población, las familias se reducen, pero también tienen larga vida. “En una misma familia se pueden encontrar hasta tres generaciones de personas adultas mayores”, puntualizó. En adición, expresó que hoy día, hay personas que duran mucho más pero tienen condiciones apremiantes de salud y que, también, hay “viejos cuidando viejos”, o sea “hijos viejos cuidando a padres viejos o padres viejos cuidando a hijos viejos”, explicó.
Otra población que ha sido catalogada como abandonada son las personas sin hogar. Muchas veces llegan a los hospitales solos o acompañados por un buen samaritano, que no precisamente tiene la responsabilidad de responder por el cuidado de estos. “Estas personas ya habían sido abandonadas, siempre están solas, y terminan regresando a la calle”, comentó la procuradora.
Por otra parte, Coralys Pagán, directora del programa “Envejecimiento Saludable”, que forma parte del Departamento de Salud, comentó que una de las principales causas de esta problemática es que la expectativa de vida en general ha aumentado. Con los avances médicos y las medidas de salud pública, los mayores duran más tiempo y en ocasiones, sus cuidadores no tienen los recursos para dedicarse a éstos de por vida.
Sin embargo, tanto Sánchez como Pagán, destacaron como una de las causas principales de abandono, los efectos de la emigración. Esto se refiere a la situación en la que los familiares jóvenes de estos pacientes se reubican fuera de la isla, y por consecuencia dejan a los mayores sin ayuda ni compañía.
Estadísticas de OPPEA y el Departamento de la Familia
Aunque cada año, los casos de abandono continúan en aumento, la procuradora afirmó que los referidos de abandono que recibe su oficina son pocos, en comparación a las estadísticas que ofrece el Departamento de la Familia. Esto, se debe a que la administración de los hospitales acude al mencionado departamento, para atender la situación, sin embargo, no toman los datos correctamente de quien llevó al adulto mayor al hospital y la razón por la cual fue llevado. Sánchez describe esta práctica como un fenómeno que sucede a menudo en los hospitales. Esto provoca que en el momento en el que se tramita el proceso de alta, no se tiene la información correcta y por consiguiente, se reporta como un adulto mayor abandonado.
La procuradora indicó que las estadísticas que tiene, “desde octubre de 2023 hasta febrero de este año, los tipos de querellas por delito y está el abandono, solamente tenemos reportadas diez querellas, cuando el Departamento [de la Familia] tiene miles, pero obviamente hay circunstancias y hay circunstancias”.
Aun así, según datos registrados desde el inicio del año fiscal – julio 2023 hasta marzo 2024 – el Departamento de la Familia ha recibido 619 referidos de abandono de adultos mayores. La mayor cantidad de casos reportados se han originado en la región de Ponce, con una cifra de 623 de los 3,888 casos.
Departamento de la Familia y el desafío económico
La Secretaria de la Familia, Ciení Rodríguez, reaccionó recientemente referente a esta problemática y aseguró que realiza esfuerzos para mejorar la situación tanto en el departamento, como en las instituciones hospitalarias para que trabajen en coordinación. Esto, con el propósito de que se active el protocolo de alerta desde que el adulto mayor llega al hospital solo o con algún acompañante que no pueda quedarse. Esta rápida respuesta permitiría que el caso se atienda efectivamente sin prolongar su estadía en el hospital.
Otro aspecto que complica la situación de los adultos mayores desamparados, es el aspecto económico. Durante el 2023, alrededor de 415,000 adultos mayores dependían únicamente del Programa de Asistencia Nutricional (PAN). Cerca de 200,000 actualmente viven solos. Según indicó la secretaria, unos 20,000 viven con menos de $300 al mes, lo que proyecta una real necesidad de apoyo en el futuro. Es por esto, que Rodríguez estima que se necesita una inyección económica cerca de los $50 millones adicionales para cubrir la necesidad de este grupo de personas.

Historias que estremecen
La historia de Adelaida Vélez, una mujer viuda de 74 años, es un claro ejemplo de la dura realidad que viven muchos adultos mayores en nuestra isla. Adelaida, recientemente fue hospitalizada debido a una peligrosa caída en su hogar. Desde entonces, depende de la bondad de dos amigas contemporáneas a ella, que le extienden la mano cada vez que pueden. Adelaida no recibe llamadas, ni visitas por parte de ningún familiar, y con lamento explica que sus únicos dos hijos no pueden asistirle. Su hijo mayor reside fuera de la isla, y su hija, aunque se encuentra en Puerto Rico, padece de varias condiciones de salud que le impiden hacerse cargo de su madre. Aunque esta anciana es golpeada por la soledad, se aferra a la fe y no pierde la esperanza. Con gratitud, clama por tener salud para continuar luchando por su vida y ser feliz.
Programas de apoyo
Como parte de los programas que apoyan a los pacientes de edad avanzada, se encuentra “Envejecimiento Saludable”. Este programa forma parte del Departamento de Salud, y nace de una iniciativa de la Organización Mundial de la Salud. Tiene como objetivo principal transformar la manera en la que se piensa, se siente y se actúa frente a la edad y el envejecimiento.
Otro de los programas disponibles para ayudar a estos pacientes es «El Centro de Servicios Integrados Gerontológicos y Apoyo Familiar» (SIGA), que es una organización comprometida en el fortalecimiento de las relaciones intergeneracionales y el apoyo a familias dentro y fuera de Puerto Rico. Este programa cuenta con profesionales de amplio conocimiento en gerontología, conducta humana y los servicios necesarios para la población de la tercera edad.
Por otra parte, estos pacientes cuentan con el «Programa para el Sustento de Personas de Edad Avanzada» (PROSPERA), el cual está adscrito a la «Administración para el Sustento de Menores» (ASUME). Mediante este programa, las personas mayores de 60 años o más, pueden solicitar una pensión alimentaria por parte de sus descendientes.
Hay dos foros para solicitar esta pensión: el administrativo y el judicial. El procedimiento administrativo mediante mediación es el foro más fácil y efectivo. La pensión alimentaria para las personas mayores de 60 años se basa en aportaciones monetarias y no monetarias debido a que también consiste en que los descendientes le ofrezcan los cuidados necesarios.
Aparte de estos dos programas, existen otros que están al servicio de los pacientes. Para más información de alguno de ellos, puede acceder a: https://www.eraspr.org/organiaciones-de-apoyo .

Ley que protege a personas de edad avanzada
La ley Núm. 121-2019, conocida como “Carta de Derechos y la política Pública del Gobierno a favor de los Adultos Mayores”, según enmendada, define a las personas mayores como aquellas de 60 años o más. Esta ley reconoce los derechos fundamentales para las personas adultas mayores en los temas de salud, alimentación, familia, trabajo, asistencia social, participación, educación, información, entre otros.
El artículo 126 del Código Penal de Puerto Rico dispone que: “Toda persona a quien esté confiada una persona de edad avanzada o incapacidad que no pueda valerse por sí misma, que la abandonen en cualquier lugar, con el propósito de desampararla, será sancionada con pena de reclusión por un término fijo de tres años.
Percepción de la sociedad hacia el adulto mayor
Entre los esfuerzos para atender esta problemática, Pagán sostuvo, que hay un plan estratégico en desarrollo, trabajado por el plan de “Envejecimiento Saludable”, para cambiar la forma en la que se percibe a la población de personas de edad avanzada, Según explicó, existen creencias en torno al envejecimiento, que trabajan para modificarlas con lo siguiente:
1. Cambiar la forma en la que sentimos, pensamos y actuamos en relación al envejecimiento.
2. Fomentar que las comunidades empoderen a la población de adultos mayores e integrarlos totalmente a su comunidad.
3. Desarrollar servicios de salud centrados hacia el adulto mayor. Por ejemplo, el Modelo «I hope», que dirige el esfuerzo a lo que el paciente necesita. Se trata de un plan de tratamiento para ese adulto mayor que le facilite la obtención de servicios médicos.
4. Asegurar el cuidado prolongado para aquellos que los necesiten. En esta categoría entra el que el adulto mayor pueda envejecer en su hogar y pueda tener una vida digna. Para respaldar esta meta, el programa busca la capacitación de cuidadores. Pagán expone que muchos de los cuidadores tienen la creencia de que el adulto mayor tiene que estar en un hogar prolongado, sin tomar en consideración el deseo de éstos.
Se destaca, la importancia de la capacitación al cuidador porque muchos de los cuidadores lo hacen sin conocimiento, debido a que es una situación que se presenta repentinamente. Se atiende de forma dictatorial y este no es un proceso de respeto. «El adulto mayor no vuelve a ser un niño, ha tenido vivencias a través de toda su vida y merece el respeto a su dignidad», concluyó.
Reportaje editado, para leer el original puede acceder a: LA CARA OCULTA DEL ABANDONO
