Por: Janeric González

¿Sabías que una de cada seis personas en todo el mundo sufre de alguna discapacidad? De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud esta cifra representa un aproximado de 1,300 millones de personas. Por eso, en Puerto Rico son muchos los que buscan otras opciones para tratar diversas condiciones tanto físicas como emocionales.

Gráfica del Reporte del Estado de la Discapacidad de Puerto Rico del 2018.

Según el último Reporte del Estado de la Discapacidad de la isla, un  21.7% de la población presentó una o más discapacidades. De esa forma, tanto pacientes como cuidadores recurren a terapias alternativas o complementarias en busca de soluciones.

¿Qué son las terapias alternativas y las terapias complementarias?

El término “terapia alternativa” se utiliza para referirse a cualquier tratamiento médico que no es parte de la medicina estándar. A pesar de haber ciertos estudios y análisis existentes, su efectividad aún no ha sido documentada científicamente, por lo cual no es de requerimiento obligatorio. No obstante, de acuerdo con el Centro Nacional para la Salud Integral y Complementaria, por lo general, estas se usan en lugar de la medicina convencional a diferencia de las terapias complementarias que se combinan para reforzar el tratamiento.

Ejemplos de enfoques de salud complementarios según el Centro Nacional para la Salud Integral y Complementaria.

Sin embargo, todo dependerá del paciente o cuidador, ya que este decide qué medidas seguirá para su tratamiento. Mientras que algunos se basan solo en terapias alternativas, otros siguen la medicina convencional y también hay quienes recurren a ese tipo de terapias sin dejar a un lado lo tradicional.

¿Por qué son tan populares?

Cuando una persona tiene un problema, lo primero que hace por instinto natural es buscar soluciones para ello. De esa forma, lo mismo sucede cuando alguien es diagnosticado con una condición, investiga sobre todos los posibles tratamientos existentes.

En ocasiones, la medicina tradicional no da todas las respuestas. Por ende, muchos se ven obligados a buscar algo más que no necesariamente les quite por completo todos los síntomas existentes, sino que les ayude a mejorar dentro del panorama de esa condición. A pesar de que pueden beneficiar a todo tipo de personas, por lo regular los adultos utilizan más terapias para manejar el estrés y condiciones crónicas, mientras que los niños las utilizan para el bienestar emocional y tratar trastornos del desarrollo. 

Algunos encuentran de inmediato terapias alternativas que les funcionen. Pero, para otros no es tan sencillo, ya que esto varía según el paciente, sus preferencias y tipo de condición. De modo que deben indagar un poco más e intentar otras opciones. Por ejemplo, mientras que existen personas con síndrome de Down que las terapias con caballos les funcionan, como es el caso de Daniela Casillas, puede que con otra no funcione porque le teme a esos animales.

Más allá de los límites

Al nacer, Daniela fue diagnosticada con síndrome de Down. Entonces, para conocer más sobre la condición de su pequeña, Marianel Marrero, su madre, no dudó en buscar ayuda lo más pronto posible debido a que conocía que, a pesar de que el síndrome de Down no tiene cura, puede haber una significativa mejoría con el tratamiento adecuado y una persistencia constante.  

Cuando llegó la etapa de comenzar a caminar, Marianel notó que Daniela se caía constantemente y esto tenía que ver con la fuerza en sus extremidades ocasionada por una poca masa muscular. Pero, para su sorpresa, aún en ese panorama, su pequeña siempre tenía una sonrisa que jamás dejaba de iluminar su rostro. En medio de una enorme preocupación por su hija, siguió investigando y gracias a una recomendación, descubrió la equinoterapia. Ya con su cuerpo un poco más fortalecido y listo, a los cinco años, Daniela comenzó a recibir equinoterapia en Equinoterapia Puerto Rico en Naguabo.

Daniela en una sesión de equinoterapia. Foto por Janeric González.

Las primeras terapias fueron todo un reto, no solo para Daniela, sino también para su instructor, Carlos Méndez. Una sesión que, por lo general suele durar un aproximado de cuarenta minutos, dando varias vueltas a caballo, no daban ni siquiera una porque tenían que ir muy despacio ya que Daniela se caía constantemente. No obstante, con el paso del tiempo y luego de varias sesiones, el instructor y su familia notaron cambios significativos.

Extracto de entrevista a Marianel en la cual expresa cómo su hija ha mejorado luego de la equinoterapia.

¿Qué es la equinoterapia?

Es un tratamiento terapéutico que tiene como fin mejorar la calidad de vida de las personas con discapacidades a través de los movimientos que realizan los caballos. Según diversos estudios, esto puede lograr influir significativamente en el desarrollo físico, emocional, sensorial, social y cognitivo.

“La parte física, el caminar del caballo ayuda en todos los movimientos musculares y esqueléticos del cuerpo humano”, indicó Carlos Méndez, instructor de equinoterapia y fundador de Equinoterapia Puerto Rico.

Como toda terapia alternativa, esta tiene unos fundamentos científicos entre los cuales se destaca: el movimiento tridimensional y rotativo, la relación hombre – caballo y modificación de conducta. De acuerdo con el Instituto Internacional de Ciencias Deportivas el primero sostiene que, cuando el caballo avanza al paso, crea movimientos iguales a cuando caminamos, por lo que influye en la pelvis y el tronco del jinete. De esa forma, estimula neurológica y físicamente el cuerpo de la persona montada, lo cual ocasiona que el cerebro identifique los músculos mientras que el segundo se basa en lo emocional.  Es decir, consiste en el vínculo que establece el jinete y el equino al estimular la confianza del paciente. Esto permite una comunicación primaria, ya que el interactuar con un caballo puede ayudar a muchas personas en su autoestima y dependencia.

Sesión de Equinoterapia. Foto por Janeric González.

¿Qué características debe tener el caballo?

“Esos caballos pasan todo el tiempo por unos procesos de desensibilización donde los exponemos a espacios, situaciones, personas y sitios donde ellos van trabajando esa estabilidad emocional que estamos buscando”, agregó Méndez.

Además del temperamento, estos equinos deben tener ciertas cualidades para formar parte de esta terapia. Según la organización Corazón y Vida, este no debe ser muy joven, por lo que entre cinco a veinte años de edad es lo ideal. Pero, en términos de altura no debe sobrepasar 5 pies y 3 pulgadas.

¿A qué tipos de personas puede ayudar?

Extracto de entrevista a Carlos Méndez, en la cual narra algunos casos que ha recibido.

Al ser una terapia alternativa, hay estudios que analizan su efectividad en todo tipo de personas . De acuerdo con el artículo científico La Equinoterapia: esa gran desconocida que a todos ayuda publicado en el 2022, entre los estudios realizados se destacan dos, uno en Cuba y otro en España. El primero fue realizado entre los años 2004 al 2005 y consistió en un análisis con 30 niños discapacitados que recibieron equinoterapia. El resultado fue que demostraron mejoría en la seguridad, movilidad, concentración, afectividad y lenguaje. Mientras que el otro, fue realizado en el 2012 y duró seis meses. La investigación tomó como referencia a 60 niños con discapacidad mental de 3 a 7 años. De ese modo, luego de diversos rigurosos análisis obtuvieron como resultado que los niños coincidieron en mejoras significativas en las capacidades cognitivas y psicosociales. A pesar de los estudios, aún no son del todo aprobados por el cuerpo médico mundial.

Según expertos, la equinoterapia sirve para tratar condiciones como: síndrome de Down, esclerosis múltiple, psicosis, artritis, estrés, depresión, lesiones cerebrales y medulares, espina bífida, la enfermedad de Parkinson, distrofia muscular, síndrome de Rett, retraso psicomotor, trastorno del desarrollo y trastorno de espectro autista (TEA), como en el caso de Zakiel.

Un giro de 180 grados

“En busca de otras alternativas para mejorar la condición de mi hijo, encontré la equinoterapia”, mencionó Alexandra Rodríguez, madre de un niño con trastorno de espectro autista.

Cuando pequeño, Zakiel Martínez era bastante diferente. Él tenía grandes dificultades de comunicación verbal y no verbal, por lo que expresarse no era nada fácil y poder comprenderlo presentaba un enorme reto para las personas a su alrededor. Además, le costaba muchísimo las interacciones sociales, lo cual no era algo que surgiera naturalmente de él.

Todas esas señales presentaron una alerta para Alexandra, su madre, quien en busca de respuestas al comportamiento de su hijo, no dudó en visitar distintos especialistas. Luego de varios análisis, el diagnóstico fue TEA grado dos. Gracias a ello, todas las interrogantes fueron respondidas y pudo comprender mejor a su niño.

Al igual que el síndrome de Down, el TEA no tiene cura, pero sí existe la posibilidad de progreso. Por eso, Alexandra comenzó a buscar ayuda. En medio de ese proceso descubrió la equinoterapia.

Al principio, todo era complicado ya que a Zakiel no le gustaban los animales. Entonces, cuando iba a recibir las terapias estaba un poco incómodo. Sin embargo, a pesar de que le costó mucho trabajo, ahora, con doce años y un poco de tiempo, todo cambió.

Extracto de entrevista a Alexandra Rodríguez en la cual narra cómo ha cambiado su hijo.

“Incluso, después de tantos años ahora puedo tener un gato, cuando antes lo único que teníamos era un pez”, agregó.  

Tipos de terapias alternativas

Además de la equinoterapia, existen otros tipos de terapias alternativas que se ajustan a las condiciones de cada paciente, sus preferencias y apelan a otros sentidos. Tal es el caso de la aromaterapia. La cual  se basa en los olores para tratar condiciones respiratorias, manejo de estrés y fortalecer el sistema inmunológico.

Un encuentro inesperado

Natalia Santiago, era estudiante universitaria cuando se topó con la aromaterapia debido a sus estudios. Como aspirante a masajista, en su currículo de clases estaba el conocer sobre este tratamiento. En un inicio, todo le pareció muy novedoso y la curiosidad tocó su puerta. Lo que ocasionó que comenzara a instruirse más al respecto.

“El aceite te da un sentido de bienestar y tu sientes que te estás cuidando”, expresó Natalia.

Gracias a su conocimiento, ahora lo practica por sí misma. Alega que ya puede respirar mejor que antes y cuando siente que se va a enfermar, depende del síntoma que presente, selecciona un aceite esencial y no llega al estado de gravedad. Incluso, asegura que desde que llegó la enfermedad del COVID-19 jamás se ha contagiado, ya que utiliza este recurso como otra medida de apoyo para su prevención.

¿Qué es la aromaterapia?

“Esto tiene una ciencia detrás y eso es indiscutible”, aseguró Katia Bobonis, terapeuta de masaje y aromaterapeuta.

Según el Instituto Nacional de la Salud la aromaterapia se fundamenta en el uso de los aceites esenciales que están en las plantas para aportar en el equilibrio de la mente y el cuerpo de una persona. Esta, se puede administrar por medio de difusores o una aplicación directa en la piel. Entonces esa información va directo al sistema nervioso central y llega a la mielina donde, según Katia, “las neuronas reaccionan muy rápido a diferencia de una medicina [tradicional]”.

Muchos expertos la combinan con otras terapias para administrarla. La selección de la sustancia dependerá de cuál sea la condición o el síntoma que tenga el paciente. Por ejemplo, hay ciertos aromas que se utilizan específicamente para tratar condiciones respiratorias mientras que otros son para fortalecer el sistema inmunológico o tranquilizar.

Cada persona es diferente y pueden tener reacciones distintas, por eso, luego de un análisis sobre el cuadro médico del paciente, el terapeuta le recomendará el aceite adecuado. Asimismo, en casos extremos puede haber reacciones alérgicas y para evitar cualquier percance, antes de recurrir a este tipo de terapia, no solo se debe acudir a un experto para su uso, sino que se debe consultar previamente con su médico de cabecera.

¿Cuáles condiciones puede tratar?

Extracto de entrevista a Katia Bobonis en la cual relata cómo la aromaterapia le ha ayudado con algunas enfermedades.

Este tratamiento se utiliza principalmente para condiciones como: ansiedad, depresión, insomnio, irritabilidad y demás. Aunque se puede utilizar en personas de cualquier edad, no es recomendado para mujeres gestantes, personas con pieles muy sensibles y personas que no puedan tolerar olores muy fuertes.

Es decir, aunque las terapias alternativas pueden ayudar en muchos casos y servir como medio de mejora para ciertos pacientes, en algunas ocasiones pueden ser no efectivas, caras, y hasta peligrosas. Esto, porque cada ser humano es diferente y cada organismo reacciona de una forma única. Mientras que a algunos les funciona ciertas cosas, a otros no, y lo mismo sucede con estas terapias. Por eso, antes de incurrir en gastos, se debe estar bien informado y se debe establecer una estrecha comunicación con los especialistas de cabecera, ya que estos conocen todo el cuadro clínico de sus pacientes. De ese modo, el tipo de terapia y su efectividad dependerá de cada persona de forma individual. 

Para más información acceda a:

Equinoterapia PR

Salud Integrada

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