Por: Hilda Benítez Álvarez
En Puerto Rico existe la Ley para el Control y la Prevención de la Contaminación Lumínica [Ley 218-2008, según enmendada y revisada el 14 de septiembre de 2020] para prevenir y controlar la contaminación lumínica. Es una ley amplia para proteger a ciudadanos y la vida silvestre.
La contaminación lumínica la define la Asociación Internacional de Cielos Oscuros como “el uso inapropiado o excesivo de luz artificial que tiene serias consecuencias en la salud de seres humanos y vida silvestre”, en adición a los procesos de anidación de tortugas marinas que se encuentran en peligro de extinción y de muchas otras especies.
La contaminación lumínica causa desorientación cuando las tortugas marinas confunden el brillo de los focos de luces blancas dirigidas hacia playas de anidación con «el color blanco de la espuma en la orilla del mar». Esta desorientación evita que las tortugas regresen al mar luego de culminar el proceso de dejar sus huevos. Igualmente, pasados los sesenta días al nacer y emerger de sus nidos, los neonatos se desorientan y en vez de dirigirse al mar, van hacia los focos blancos, causándoles la muerte por deshidratación, al ser aplastadas, o por depredación.
En el archipiélago de Puerto Rico, la contaminación lumínica es una de las mayores amenazas que enfrentan las tortugas marinas debido al desarrollo urbano en las costas, especialmente en las playas de anidación de San Juan, ciudad capital. Las playas públicas y turísticas en Ocean Park, Condado y en el Parque Barbosa están impactadas por miles de focos blancos provenientes de hoteles, edificios, balcones, negocios, residencias, canchas, entre otros, que están dirigidos hacia las playas de anidación. De los 78 municipios, 44 son costeros y en aproximadamente 30 anidan tortugas marinas que están en peligro de extinción. El carey y la tortuga verde anidan los 12 meses al año. La tinglar (tortuga marina más grande del planeta) regresa a las playas donde nació entre los meses de marzo a julio. Existen 12 grupos tortugueros autorizados por el Departamento de Recursos Naturales y Ambientales con permiso de comanejo para la protección de estas especies y la restauración de su hábitat. Cada grupo trabaja en diferentes municipios, con sus respectivos retos, pero hay uno en común: contaminación lumínica.
7 Quillas, Grupo Tortuguero de San Juan, al igual que el resto, colabora con la Oficina de Control y Prevención de Contaminación Lumínica del DRNA y con la Fundación Nacional de Pesca y Vida Silvestre y su proyecto “Leatherback Sea Turtle Nesting Habitat Restoration Project” que trabaja para reducir la contaminación lumínica ofreciendo orientación a los dueños de propiedades cuyas luces blancas dan hacia playas de anidación de tortugas marinas (Clase 8 Ley 218-2008).
Es ley usar luminarias “turtle-friendly” con una longitud de onda mayor a 560 nanómetros, y que la luz sea color ámbar, anaranjada, o roja, para que no compitan con la espuma blanca en la orilla del mar: lo único blanco que debe haber de noche en las playas de anidación.
Los focos blancos de canchas, negocios, casas, postes de alumbrado desorientan estas especies tan importantes. En el caso del tinglar, una de mil se salva y logra llegar a la adultez, cruzar el océano Atlántico nadando por 4 meses consecutivos para dejar sus nidos en la playa que la vio nacer y se regresa al mar. Debemos colaborar para no interrumpir su proceso de anidación y mucho menos impedir el proceso de que los bebés tinglar lleguen al mar, luego de emerger. ¿Sabían ustedes que uno de los alimentos principales de los tinglares son las medusas o aguas vivas? Sin los tinglares, los océanos estarían llenos de medusas. ¿Sabían ustedes que uno de los alimentos de las medusas son pececitos, huevitos de peces y larvas? Sin tinglares que mantengan el balance de las medusas o aguas vivas, la cantidad de peces se vería grandemente afectada.
Cambiar una bombilla de blanca a roja, ámbar o naranja “turtle friendly” en playas de anidación es un acto de responsabilidad social, es ley, y colaboras salvando especies en peligro de extinción.
Responde al llamado del mar a salvarlo.
Hilda Benítez Álvarez es la fundadora y directora ejecutiva del grupo tortuguero 7 Quillas de San Juan, organización sin fines de lucro dedicada a la protección del tinglar.
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