Por: Hildamar Vilá, Ph.D.
El Día Internacional contra el Cambio Climático se conmemora el 24 de octubre para concientizar sobre la urgencia de tomar acciones ante la mayor amenaza a la que se enfrenta la humanidad. El cambio climático se refiere a las alteraciones significativas y a largo plazo en los patrones atmosféricos de la Tierra, que se manifiestan en el aumento de la temperatura promedio del planeta, eventos climáticos extremos, aumento del nivel del mar y otros efectos perjudiciales. Informes de la NOAA revelan que el 2022 fue el año más caliente en récord de nuestro planeta. Si bien estos cambios pueden ocurrir de formas naturales, hoy en día el principal impulsor del cambio climático es la actividad humana y su explotación insostenible de los recursos y la naturaleza.
El desarrollo industrial con énfasis en la quema de combustibles fósiles para el crecimiento económico acelerado ha sido un factor determinante en el cambio climático. La liberación de grandes cantidades de dióxido de carbono, la quema de carbón, petróleo y gas contribuyó al calentamiento global. Además, la expansión urbana, la deforestación y el consumismo jugaron un papel al aumentar las emisiones de gases de efecto invernadero y dañar el medio ambiente. Como resultado, estas prácticas han afectado grandemente la disponibilidad de agua, la agricultura, la justicia social y la salud pública.
Para la filósofa y científica Vandana Shiva, el cambio climático “tiene que ver con la mente fosilizada que se olvidó de que la Tierra está viva y que somos parte de la biodiversidad. Tiene que ver con la fosilización de nuestros corazones que olvidaron la solidaridad. No es un índice de un fenómeno; es el colapso de una forma de pensamiento, de la mente colonizada del pensamiento mecanicista y el capitalismo tecnófilo”. Según la autora, esta mentalidad antropocentrista nos separó de la Tierra en un apartheid ecológico, creando una superioridad artificial de los humanos sobre otras especies e impulsando las jerarquías, el racismo, el patriarcado y la degradación de las relaciones humanas. Olvidamos, según Shiva, que “las personas pertenecen a la Tierra, no la Tierra a las personas”.
En nuestro archipiélago, los efectos de este olvido, así como el vínculo entre el cambio climático y la desigualdad social son cada vez más evidentes y significativos. De acuerdo con el Índice de Riesgo Climático Global, entre el 2000 y el 2019 Puerto Rico ocupó las primeras posiciones de los países más afectados por el cambio climático en el mundo debido a su posición geográfica y el impacto de fenómenos atmosféricos devastadores como el huracán María. La secuencia de huracanes, terremotos, pandemia y políticas de austeridad también han aumentado la desigualdad y la pobreza. Datos del 2018 del Banco Mundial señalan que Puerto Rico se encuentra entre los primeros tres países con mayor desigualdad social en el mundo, lo cual trae consigo otros problemas como la violencia, la criminalidad y la emigración, además del deterioro en la salud mental de la población.
Esta situación continuará empeorando si no se generan cambios sustanciales en nuestra forma de pensamiento y acción colectiva. Este año, el Consejo de Cambio Climático de Puerto Rico constató que ya nos enfrentamos a un incremento de la temperatura promedio, lo que provoca un clima más caluroso y eventos naturales más intensos, como los pasados huracanes y sequías, que han afectado la calidad de vida de nuestra población, la economía y el ecosistema. Como bien ha alertado la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos, se espera que el nivel del mar aumente en el Caribe, causando inundaciones costeras más frecuentes en las áreas bajas de la región de Arecibo. Los expertos también indican que la variabilidad del clima como la acidificación de los océanos y la pérdida de biodiversidad afectan los ecosistemas locales y la biodiversidad, lo que a su vez está teniendo un impacto severo en nuestra agricultura y seguridad alimentaria.
Ante este panorama, la Universidad de Puerto Rico en Arecibo (UPRA) tiene la responsabilidad y la capacidad de liderar iniciativas para afrontar el cambio climático y promover un futuro sostenible en nuestra región. La Agenda 2030 de Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) de las Naciones Unidas proporciona un marco sólido para orientar estas acciones, dirigidas hacia el cumplimiento de 17 objetivos para abordar los diversos desafíos globales, incluyendo la pobreza, el hambre, la salud, la educación, la equidad de género, la energía asequible, la acción climática, la paz y la justicia, entre otros.
La universidad desempeña un papel crucial en la educación sobre el cambio climático y la importancia de la sostenibilidad. Por tal motivo, muchos de sus programas académicos han integrado estos temas en sus cursos, así como han fomentado la investigación para comprender y mitigar los impactos del cambio climático. Precisamente, para unificar nuestros esfuerzos y dirigirnos hacia esta agenda en común, el Observatorio de Investigación Social está desarrollando un inventario de las iniciativas que se están realizando en los departamentos académicos, la administración y las asociaciones estudiantiles, con el objetivo de identificar y documentar proyectos, investigaciones y actividades que contribuyan a la concientización y la promoción de los ODS en la UPRA y las comunidades externas. Desde la conservación de recursos naturales, prácticas de reciclaje, hasta proyectos de gestión comunitaria, estas iniciativas representan un compromiso con un futuro más sostenible. Una de las fortalezas de UPRA es su diversidad académica y su enfoque interdisciplinario. La colaboración entre la comunidad universitaria es fundamental para abordar los desafíos del cambio climático de manera integral. Al unir fuerzas, los académicos y estudiantes de UPRA pueden abordar problemas desde múltiples perspectivas, encontrar soluciones creativas y efectivas, y adoptar prácticas sostenibles en su propia operación.
De igual modo, la UPRA está comprometida en formar líderes con un enfoque en la sostenibilidad. La nueva maestría en Psicología con especialidad en Liderazgo y Gestión Social es un ejemplo de cómo la universidad está adaptando su oferta académica para abordar los retos actuales. La formación en liderazgo sostenible es clave para preparar a nuestros graduados para abordar problemas complejos que enfrentamos.
La convocatoria es entonces a recordar, como nos dice Shiva, que pertenecemos a esta Tierra y que la solidaridad es el motor de la humanidad.
La Dra. Hildamar Vilá es catedrática asociada del Departamento de Ciencias Sociales de la Universidad de Puerto Rico en Arecibo y directora del Observatorio de Investigación Social de dicha institución.
